Fuente: NY Times
Estos días observo con estupor los dramáticos casos de deshaucio, que son cada día más numerosos y que han acarreado en ocasiones un trájico final.
Es evidente que la situación para los afectados directos es terrible, pero reflexionando sobre el tema me he preguntado también por los daños colaterales que ocasionan estas tragedias desde el punto de vista psicosocial. Desde el empleado de banca que concedió el crédito hipotecario, hasta el juez que debe decidir sobre el desahucio, pasando por el funcionario del orden público que debe ejecutar la evacuación de los distintos domicilios, ciertamente deben estar pasando igualmente por un calvario. Y ya no me quiero ni imaginar los afectados en los casos de suicidio... ¿Qué debe pensar la persona que desalojó el domicilio? ¿Y el juez?...
¿Como se afronta el día después, teniendo sobre la mesa otros tantos casos de desahucio? ¿Estamos ante un riesgo emergente? ¿Se tiene en cuenta?
Esperemos que se encuentre pronto una solución satisfactoria a estos casos.
Interesantes reflexiones Joaquim. Yo creo que no se piensa en ello y lo más seguro es que las personas involucradas, debido a su trabajo, deberán soportar altas tensiones con síntomas que afectarán a su salud. Sin embargo, pienso que lo más seguro es que estas personas acaben con bajas comunes por depresión, estrés o ansiedad y por tanto no lleguemos a conocer el verdadero impacto laboral que tiene todo este tema.
ResponderEliminar