Cuando uno recibe tratamiento médico o toma parte en una estudio clínico, la privacidad es importante; leyes estrictas limitan lo que los investigadores pueden ver y saber sobre uno. Pero ¿qué tal si nuestros datos médicos se pudieran usar —anónimamente— por cualquier persona que desee probar una hipótesis? John Wilbanks se pregunta si el deseo de proteger nuestra privacidad está retrasando la investigación, y si abrir los datos médicos pudiera dar lugar a una ola de innovación en el área de la salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario